domingo, 14 de diciembre de 2014

INFORME PERSONAL SOBRE EL TEMA
EL KRAUSISMO EN ESPAÑA. PRINCIPIOS TEÓRICOS Y SEGUIDORES
El krausismo fue un movimiento cultural inspirado en la doctrina filosófica de Karl Christian Friedrich Krause (1781-1832). Tuvo gran significación y amplitud en España, donde fue introducido por Julián Sanz del Río (1814-1869) a través de la Institución Libre de Enseñanza, un proyecto pedagógico que se desarrolló durante medio siglo (1876-1936) y que tuvo una importante repercusión en la vida intelectual del país, desempeñando una labor fundamental de renovación educativa, cultural y social.
El krausismo español fue más un “estilo de vida” que una filosofía, y supuso una tentativa de reforma de la enferma sociedad española del siglo XIX para integrarla en la cultura racionalista europea, aportando soluciones a las lacras nacionales.
Los krausistas españoles eran fundamentalmente liberales, librepensadores, reformistas, anticlericales y partidarios de la supeditación de la fe a la razón. En literatura, se declararon anticlasistas y anti románticos, y combatían la literatura superficial y vacía, de evasión, al gusto de la burguesía isabelina.
En educación, aspiraban a una reforma total de la enseñanza desligando a la universidad del Estado y de la Iglesia, para que se apoyara en la sociedad y sirviera a esta, combatiendo la ociosidad intelectual, despertando la afición a los estudios, el amor a la verdad y el interés hacia la ciencia. Pretendían transformar la espantosa realidad española de aquel momento.
El krausismo en España supuso una fecunda renovación espiritual cuyo influjo se dejó sentir en el campo de la literatura (Galdós, Clarín), la enseñanza (Julián Sanz del Río, Francisco Giner de los Ríos, Castelar, etc.) y la política.
Los “neocatólicos” atacaron furiosamente a los catedráticos krausistas, que no se sometieron a la obligación de prestar juramento de fidelidad al trono y a la Iglesia, y acusándoles de combatir la unidad religiosa de la patria y de concomitancias con la masonería consiguieron su destitución. Los que se quedaron tuvieron que enfrentarse a la censura, la persecución y el ninguneo de su labor, y los exiliados trasladaron a diversos países su labor fecundadora de la vida cultural.
En mi opinión fue una lástima que no prosperara el krausismo en España, pues hoy viviríamos en un país más moderno, libre de la influencia retrógrada de la Iglesia.

Valencia, 9 de noviembre de 2014

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